La
entrada clave para el análisis de una colección de Rodarte son las texturas,
indiscutiblemente. En éste punto las chicas son maestras en el arte de
recrearse a sí mismas colección tras colección. En el caso de la propuesta para
ésta temporada, al trabajo de texturas (con mucho tejido de punto artesanal)
hay que sumarle dos claves más: el uso – exagerado, creemos- del glitter para boinas,
chales y parkas, y las estampas con los personajes de la saga Star Wars para
los vestidos de noche, ítem que, debido al número de seguidores de la misma,
debe haber disparado las ventas de la firma:
Vamos por
partes: mostaza, turquesa, ocres, rosa palo, celeste, rojo tomate, burdeos,
gris, azules, marrones, fucsia (mucho), cobre, negro y algo de verde. Una
paleta variopinta y desconcertante, pero con cierta coherencia interna, la cual
se advierte a través de la labor de colorear una propuesta heteróclita en una
misma mujer, bajo el aspecto de una chica intelectual con un look hippie afrancesado
(nos remitimos a las boinas de glitter que acompañaban poleras, remeras con
péplum, chalecos y sweaters tejidos a mano y los pantalones con una cintura
altísima). El glitter en los chales y boinas nos parecieron diferentes e
interesantes, sin embargo, para las parkas, nos resultaron pasados de pop para
caer irremediablemente en lo kitsch.
Sin duda
para aquellas que siempre están en la búsqueda de algo diferente, ésta
colección de Rodarte ofrece piezas para considerar. Para quienes gusten de
combinaciones de texturas inéditas, idem. También para las que aman el péplum,
los brillos, y sagas fantásticas como Star Wars, éstas últimas deben hacerse
con uno de los vestidos de seda, gasas y terciopelo sobre los que descansan sus
personajes. Por último, para aquellas chicas intelectuales con un look hippie
afrancesado, ésta, con una claridad meridiana, es su colección de temporada.
María de
la Cruz Rojo
Croix
Asesoramiento de Imagen
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