Luego de la revolución del 17, la
tarea de implementar una transición desde lo que fuera el otrora paradigma burgués hacia
una cotidianeidad proletaria recayó sobre artistas y pensadores, quienes,
pasando a la acción, debían consolidar éste pasaje a través de la producción de
objetos de la vida cotidiana, entendidos como “objetos socialistas”. Varvara
Stapanova se inscribe dentro de éste grupo. Perteneció a la segunda camada de artistas
de la vanguardia rusa post - revolucionaria, dentro del marco del movimiento
constructivista. Un inédito estado de situación propició su paso de las artes
(poesía y pintura) a la participación y actividad dentro del área de diseño de
indumentaria y textil para Tsindel, la primera fábrica de algodón estampado
estatal, en 1923: por un lado, la campaña bolchevique para la emancipación de
la mujer en el socialismo presentaba a la misma como una trabajadora a la par
del varón, en tanto entre las premisas del constructivismo se encontraba el
rechazo a las nociones convencionales de género artístico (asociadas a la
masculinidad) como de las jerarquías de las bellas artes sobre las artes
aplicadas (éstas últimas asociadas con la actividad femenina). Éste igualitarismo
tenía un modelo de mujer – proletaria- de apariencia
indiferenciada.
Es en éste marco (que también
visaba cambiar, sino abolir, el concepto de “moda”, por considerarla un
fenómeno burgués) que Várvara Stepanova, comienza con estampados visuales en dónde se
evidencia su paso del lienzo al textil sin solución de continuidad: geometría, líneas
puras, figuras abstractas; creando tramas con secuencias seriales coloridas
para reemplazar cualquier ornamentación, considerada innecesaria. En un año diseñó
150 (ciento cincuenta) estampas, aunque sólo ingresaron a taller una veintena.
Su trabajo en diseño de
indumentaria no estaba menos ligado a los objetivos del momento. A partir de
ellos, Stepanova afirmaba que el concepto de moda debía ser reemplazado por una
concepción del vestir basada en el uso y por ello la ropa debía diseñarse de
modo que se adaptara a la producción (de acuerdo a las funciones). Así creó
tres tipos de prendas a partir de tres categorías perfectamente diferenciadas:
El Prozodezhda: o traje de producción, era una prenda que se adaptaba
perfectamente a los requerimientos de la
profesión del usuario, proveyendo una máxima comodidad a los trabajadores (ya
se trate de él o ella).
El Spetsodezhda: una prenda especializada con una función productiva
específica: se trataba de ropa protectora especial para cirujanos, pilotos,
bomberos, trabajadores de fábricas que manejaran ácidos, etc.
El Sportodezha: las prendas deportivas y de ocio.
Los trajes se ajustaban en
función de la especificidad del entorno. En el primer y segundo caso, las
prendas eran pensadas como una interface espacial textil entre el
cuerpo y la maquinaria, eran
envolventes, la silueta se recortaba en un perfil marcadamente anguloso que se
completaba con múltiples pliegues que
formaban bolsillos para las herramientas; eran de escaso o ningún esteticismo
dado que su componente determinante era el impacto social. En todos los casos,
se cumplía una misión ideológica. La ropa debía uniformar, ser fácil de llevar,
se cortaba de manera sencilla y no debía limitar la libertad de movimientos.
La propuesta, basada en un futuro
proletario y una moda igualitaria, estaba reñida con la realidad transicional.
La revolución en el vestir, al
menos en los intentos de Stepanova, no pudo ir más allá de los prototipos para
el vestuario teatral de obras oficiales, prendas utilizadas por la elite
intelectual y mucha ropa deportiva, toda una declaración de principios de
igualitarismo social frenada a partir de los nuevos cambios que trajeron aparejados
los sucesos de 1930, pero ése es otro relato…
María de la Cruz Rojo
Croix Asesoramiento de Imagen
Fuentes
Hola, Tomás:
ResponderEliminarGracias por tu aporte. Con respecto a tu consulta, es amplia con respecto a varios puntos: dónde vender o ubicar las prendas entra en relación al tipo de prendas, edad, tipo de consumidores, tipo de materia prima, si el encare es sustentable, tecnológico, etc. Entonces, dónde ir está en relación directa al producto que estés desarrollando. Nosotros te aconsejamos tres vías: una, las ferias de diseño, porque convergen tanto público como colegas y el intercambio, vinculaciones y contactos que pueden generarse pueden estar buenos para futuros puntos de venta; la segunda, que contactes con el INTI (http://www.inti.gob.ar/), en la anterior gestión de gobierno, tenían charlas y capacitaciones acerca de comercialización que para los jóvenes diseñadores eran realmente muy buenas, hoy en día no sabríamos decirte, pero por aquel entonces quien estaba a cargo del éstas charlas era German Lang; la tercera: contactar con diseñadores de tu mismo ramo, con más años de experiencia para que puedan asesorarte, en éste sentido, asistir a charlas y conferencias puede ser muy enriquecedor para orientarte en la comercialización. Esperamos haber podido ayudar ¡Éxitos con ello!