¿Cómo se ha conjugado todo esto? Todo
comienza con unas vacaciones de la diseñadora en unas islas de las Bahamas en
dónde el colorido de los atardeceres fue el punto de partida inspiracional de
la colección. Es así que nos encontramos con un ready to wear (con foco en el
day wear) con un colorido y unas texturas interesantes: rosas, lavandas,
rojizos; vestidos de neoprene o de celofán (imitando la seda mikada), blusas de
voile o “satén líquido” en la parte superior de un vestido de cocktail, pantalones
cortos combinados con bellas y vaporosas blusas, pétalos de flores, muchas lentejuelas y atención al detalle,
como vimos en los hilos luminosos de los puños de una blusa de encaje
transparente o en las faldas en A, bajo
las cuales reinaban capas de tules de distintos colores que creaban un efecto
multidimensional, de atardecer…
Los vestidos de noche cerraron una
colección ultrafemenina que promete un equilibrio de fuerzas para un daywear
clásico y elegante versus el effortless del normcore (1). En éste sentido, será
una primavera interesante... y variopinta…
María de la Cruz Rojo
Croix Asesoramiento de Imagen
Notas
Fuentes
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