Chalayan me ha sorprendido. Estaba
acostumbrada a otras volumetrías al tratarse de sus diseños. Sin embargo, para
ésta temporada no las resigna del todo pero ciñe bastante más de lo habitual.
Se basa en una paleta fría en blanco, negro, gris (y plateado) y beiges que
contrasta con estampados navy o en colores verdes con marrones representando
acuarelas de flores difusas y palmeras. El toque cálido en la paleta está en la
utilización de rosas. Pliegues, largos, volados, drapeados y superposiciones
arman vestidos, camisas largas, faldas de distintos largos y cortes, pantalones
y corsets en variedad suficiente como para ser adecuados a distintas figuras y
es que desde hace tiempo, Chalayan levanta el estandarte de la moda inteligente.
En el caso de ésta temporada, lo demuestra combinando inteligencia y
sensualidad en su - ahora sí - típica forma de trabajar el cuerpo.
Para el día, las rayas y los
estampados de diseño playero. Para la noche, las estampas y los cortes imitando
formas de columnas.
El toque innovador estuvo dado por lo "desmontable":
toallas y chaquetas que, al sacarlas, continuaban formando parte de: la malla,
el vestido o la camisa (estaban unidos por debajo). Impactó también con las
aperturas a la altura de las muñecas en los abrigos volumétricos y los vestidos
de las últimas pasadas confeccionados con tiras de pailettes plásticos sueltos
en diversos colores.
Pero en definitiva, Chalayan apuesta por una mujer
moderna, urbana, clásica con un "que" futurista, tecnológico y
contemporáneo (un mix nada fácil de lograr) y con una elección en su
guardarropas coherente con un don y una praxis: la inteligencia.
María de la Cruz Rojo
Croix Asesoramiento de Imagen
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