La colección
de Pablo Ramirez se siente y se vive como el savoir faire de la semana de la moda parisina.
Siluetas definidas llenas de glamour y
sofisticación; hechura y rigor de corte
que resultan en líneas y volúmenes perfectos en un estricto y prolijísimamente
elegante blanco y negro. La perfección con que Ramirez logra su propósito en
las formas se debe en parte a una elección cuidadísima y la familiaridad con
los textiles que trabaja colección tras colección. Materiales nobles como la
lana, alpaca, poplin de algodón, crepe de seda opaco, raso opaco, shantung,
seda, contribuyen para lograr los rasgos de estilo que ya todos conocemos.
En el caso puntual de su Invierno 2013, el sustento conceptual del que parte Ramírez
articula una serie de elementos y actores que garantizan - una vez más - una
colección Couture en la Buenos Aires
contemporánea (casi un oxímoron): el universo de Alfred Hitchcock (elegante y
femenino con una musa inolvidable y etérea: Grace Kelly) más la evocación del
legado de imágenes que nos han dejado un trío histórico en el mundo de la moda,
nos referimos a Diana Vreeland, Richard Avedon y Dovima.
Grandes cuellos y lazos, torsos ajustados,
volados, capas y sombreros, todo muy
teatral y elegante.
Impecable, algo a lo que Ramirez nos tiene
acostumbrados.
María de la Cruz Rojo
Croix Asesoramiento de Imagen
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