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La
industria de la moda tiene en su haber la creación, de forma deliberada, de
muchos de los que podríamos llamar
“reflejos condicionados”. Un claro ejemplo de ellos lo tenemos al pensar en el estilo
british, el cual nos trae de manera inmediata a la cabeza a Burberry y
sus famosos trenchs. Sin embargo, Christopher Bailey ésta temporada ha
sorprendido con algo más que unos acentos con respecto al estilo tradicional de
la casa.
Se ha
sumado a la tendencia de los florales de otoño invierno, presentando unos bien
grandes, en pasteles y de estilo naif pintados a mano, que ha inscripto en
foulares, trenchs, chaquetas, abrigos de distintos largos y vestidos:
Las
cinturas se ajustan altas con cintos finos y gruesos; bufandas, foulares y
mantas caen por delante y detrás de un lado del cuerpo al apoyarse en un hombro
o envuelven la parte posterior del cuello y caen por delante a ambos lados,
estos accesorios cobraron un papel importante y fueron presentados generalmente
sujetos por los mencionados cintos.
Textiles
y paleta han sido un show: entre los primeros destacaron el mohair, el cashemir
y los crepes, la segunda es variada: a los pasteles de los estampados se suman
los más vibrantes otoñales -aunque no estridentes- ocres, mostaza, naranja,
rojo, borravino y azul.
Inspirada
en las artistas que conformaban el círculo de Bloomsbury, la colección se
presenta más como una propuesta refrescante con respecto a la tradicional que
como una transgresión. El punto es bueno, ¡sumémonos!
María de
la Cruz Rojo
Croix
Asesoramiento de Imagen
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