Mientras
Mabille y Gaultier llenaron las pasarelas de mariposas (blancas el primero y
negras y coloridas el segundo), Armani Privé apelaba a una paleta sobria para
una colección con evocaciones orientales muy elegantes y Zuhair Murad coronaba
la semana con una magnífica colección de estampas y bordados floridos,
envueltos en bellas hojas doradas, Elie Saab, en medio de tanta maravilla,
volvió a brillar con luz propia a través de sus vestidos de línea helenística y,
en el caso de ésta colección, inspiradas en elmundo de los pintores prerafaélicos,
ajustados a la cintura con delgados cinturones, con detalles en el bordado de
flores,pedrerías y lentejuelas. Una colección con mucha gasa, seda, muselinas,
tules, muchas transparencias disimuladas por los ya mencionados bordados y
algunos volúmenes difíciles de llevar cuando la falda del vestido cobra
demasiado tamaño, excepto para las más delgadas:
"Promesa de Primavera" parecía
ofrecer más de lo mismo de Saab, quien para permitirse un trabajo excelso de
bordado, apela a la monocromía para no cargar más las tintas y caer en un
barroquismo empalagoso, pero en ésta oportunidad dió una vuelta de tuerca
deslumbrante en tanto rompió con el paradigma de su estilo: luego de la pasada
de vestidos violetas, pudimos ver cinco vestidos que presentaron un degradé
bordado o esfumado que iba desde el negro en la parte superior hasta un rosa
ligero en los pies.
Es
magnífico poder observar a los creadores saliéndose de sus propios márgenes
para ofrecernos algo que continúa dentro de su estilo, pero renovado. Eso es Couture.
Una
materia sobre la cual Saab entiende con una claridad meridiana.
María de la Cruz Rojo
Dirección General
Croix Asesoramiento de Imagen
Fuentes
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