lunes, 30 de enero de 2017

Resumen Semana de la Alta Costura Spring Summer 2017



Tras las huellas de Medio Oriente.
No vamos a negarlo, Oriente,  sus culturas y las formas en que ellas plasman en su vestir, actúan como un imán para nuestra estructura estética. Y no nos sorprendió, porque tenemos la mira puesta en su in crescendo año tras año, la cantidad de diseñadores de Medio Oriente que han participado en ésta ocasión en la semana de la Alta Costura, muy en contraste con otras situaciones coyunturales a nivel global. Una de las causas es que su producción deslumbra, he aquí un pequeño relato de los por qué.

Nuestro recorrido comienza el pasado domingo 22 de Enero, con la presentación que realizó la Maison del diseñador libanés Rabih Kayrouz, la cual contó con un par de características distintivas: era la primer presentación de Kayrouz en una edición Haute Couture, lo hizo, porsupuesto, en calidad de miembro invitado; fue la presentación que dio inicio a ésta edición Haute Couture; no presentó una colección de alta costura, sino una de las llamadas colecciones “Couture”, y no se correspondió con una presentación de spring summer, sino que nos ofreció su propuesta fall - winter 2017/2018. Que Kayrouz tiene una tremenda habilidad para la confección de prendas que pueden calificar de alta costura emparentadas a una sastrería perfecta, no es novedoso. A esto hay que añadir su facilidad para el drapeado y el logro de prendas increíblemente fáciles de usar, atemporales y que posibilitan gran libertad al cuerpo. Pero va más allá de eso. Solemos mencionar que la participación de los diseñadores de medio oriente aporta un plus a éste lado del mundo, porque siempre apuntan a una fusión ente culturas, fusión en la que el barroquismo oriental con sus bordados opulentos y sobrecargados siempre da el presente. Ahora bien, Kayrouz nos electriza porque ése no es su caso. Si queremos hablar de un diseñador que aúna ambas culturas con precisión, ése es Rabih Kayrouz: combina oriente y occidente en un mix de prendas envolventes y cómodas con piezas más racionales y a medida del cuerpo. Y su colección Fall Winter 2017 / 2018 no fue la excepción. La misma combinó típicas prendas parisinas como el trench o las pea jackets con vestidos largos o túnicas. No por ello dejamos de asistir a un universo suave y femenino, libre de accesorios, con colores plenos, porque exceptuando aquellas piezas en que aparecen franjas blancas y negras o en oro y blanco, se trató de prendas monocromas, estudiadas para vestir la belleza de la mujer: abrigos amplios, largos y cortos, vestidos largos, pantalones cortos, en una propuesta en la que el refinamiento oriental está sugerido y no evidenciado.

El lunes 23 fue la presentación de otro libanés: George Hobeika, cuya marca es una de las naves insignias de las alfombras rojas. Se trató, al igual que en el caso de Kayrouz, de su primer participación en el calendario Haute Couture y presentó una colección que quita el aliento en cuanto a vestidos, conjuntos de dos piezas y bordados llamada “Divina Asia”, inspirada en los creadores de mitos que colorean la antigua civilización asiática. “Colorear” es un verbo que le queda muy bien a la descripción. Se trató de una colección en la que las flores– ya sea en aplicaciones florales en 3d o bordadas- y los vestidos –principalmente los vaporosos- son absolutos protagonistas. Hay bastante presencia de tonos pasteles, lo cual le da al trabajo de bordado un acabado más delicado, pero también se dio lugar a colores más intensos, sin perder la delicadeza. Un capítulo aparte merecen los accesorios: carteras, aros y uñas, con bordados de piedras y cristales.

El miércoles fue el turno de dos favoritos: Elie Saab y Zuhair Murad, ambos libaneses.

La primera de ambas presentaciones estuvo a cargo de Elie Saab. Su colección couture, llamada “El nacimiento de la luz”, estuvo inspirada en el cine árabe-egipcio de comienzos de 1900, su época dorada. A la vez, la combinó con la era dorada de Hollywood, de mujeres fuertes y empoderadas. Se trató, por tanto, de una colección deslumbrante con tejidos translúcidos majestuosamente bordados con cuentas de oro o embellecidos con cristales en formaciones geométricas, o lentejuelas dibujando palmeras, barcos y cursos de agua que representan al río Nilo. En ésta ocasión hubo pocos escotes, se respetaron los hombros y se entalló el torso, mientras que las faldas –infladas en las caderas- marcaban un bajo voluminoso. La paleta es maravillosamente elegante: terrosos, blancos y una paleta de azules (desde los celestes hasta los índigos) impactante. Los accesorios también son protagonistas: exagerados collares y pendientes, turbantes, diademas, anteojos de sol, todos actúan de manera decisiva en el acabado de los outfits. Pareciera que Saab no se equivoca: ya sea en las figuras, el color o la innegable elegancia. Año tras año nos ofrece colecciones que quitan el aliento. Su última presentación en la semana de la alta costura es una más de ellas.



Más tarde fue el turno de otro grande: Zuhair Murad, con una colección está inspirada en el famoso festival de fuegos artificiales de la isla de Miyamina, Japón. La conjunción del escenario natural más el del festival proporcionaron al diseñador infinitas posibilidades de embellecimiento que capturó colores y efectos por igual. De ésta forma, Murad transformó la pasarela en una playa desde la que contemplar los fuegos artificiales bordados sobre el negro o azul profundo en vestidos de seda, cuyos colores referencian a la noche, lo mismo sucedió con la novia, en un tono beige con fuegos artificiales bordados en todo el vestido . Sobre telas orgánicas y vaporosas que imitaban el vaivén de las olas, los cristales Swaroski dibujaban los rastros que dejan los fuegos. Parte de las siluetas están tomadas de las prendas típicas de la dinastía de la isla, lo cual quedaba evidenciado en las faldas amplias en satén duchesse, con arco de gran tamaño y acentos en los volantes (que también estaban destinados a evocar las olas) y otras pasadas mostraron una silueta 80´, de hombros marcados y pronunciados escores en V. Advertimos en ambos casos, las formas exageradas de las faldas. La paleta combinó tonos naturales e intensos, destacando principalmente los rojos y – dentro de los rosas- el magenta. No podemos predecir si es el empleo de ambas siluetas tan disímiles o los fuegos artificiales bordados propiamente dicho, pero algo en la combinación de Murad nos dice que veremos algunas de éstas piezas por las alfombras rojas de éste año.

No fue acá dónde se agotaron las presentaciones de diseñadores de Medio Oriente en ésta edición, de la cual también participaron el diseñador libanés-americano Rami Kadi, el libanés George Chakra, Ashi Studio (del diseñador saudí Mahammed Ashi), y el sirio Rami Al Ali mostrando una toma de la Bastilla de glamour y sofisticación.

María de la Cruz Rojo
Croix Imagen

Fuentes









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