Los análisis personales de color
–como otros temas dentro del asesoramiento de imagen - suelen venir acompañados
de emociones encontradas por parte de los clientes, una de ellas es el
desaliento que expresan al ver que alguno de sus colores favoritos no se
encuentran, por no resultar favorecedores, en su paleta (1). Por ello pensamos
en la necesidad de realizar una serie de aclaraciones, yendo de lo general a lo
particular, de los colores a un color, y contemporanizar al respecto. Porque lo
cierto es que difícilmente un color (con todas las posibilidades, gamas y
matices) esté excluído por completo de
una paleta. Justamente, al hablar de la teoría estacional del color, de
temperatura de la piel, los aspectos realmente claves a considerar son tinte,
matiz y valor. El tono propiamente dicho, puede tener más o menos brillo, mayor
o menor calidez, y estos son aspectos fundamentales que definen la inclusión o
no dentro de una paleta determinada.
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Foto Cortesía http://brunchatsaks.blogspot.com.ar
Photo Courtesy http://brunchatsaks.blogspot.com.ar |
Tomemos como ejemplo el blanco,
para que la ejemplificación sea evidente: el blanco puro (un color / valor
ciertamente bello) no favorece a las pieles cálidas, por el contrario, las
apaga (2). Sin embargo, no significa que éstas pieles no puedan abordar el uso
de alguno de sus matices más naturales. El blanco
roto, un blanco puro cortado con unas gotas de marrón o rojo, tiene una
tonalidad más cálida que es propicia para éstas pieles. El marfil, un tono de blanco con trasfondo de oro o amarillo es
igualmente aconsejable para pieles cálidas, como así también lo son el blanco crema, un blanco natural al que
se agregan algunas notas de amarillo, u ocre, o café; el blanco manteca, un blanco
puro más ocre; los beiges, conocidos como “los blancos oscurecidos”, con una
gama variada que va desde un blanco con tonalidades amarillas a un blanco con
tonalidades marrones (el llamado “blanco
antiguo” y “el blanco hueso” –
el elaborado con marrón- quedan incluídos en ésta categoría), o el champagne, un blanco con tonalidades
rosas. Como vemos, en todos los casos en que las pieles cálidas aceptan
blancos, es porque en la formación del matiz está presente algún color cálido o
terroso.
Por el contrario, con el blanco y
sus posibilidades, las pieles frías llevan las de ganar. Aceptan el
blanco puro, el que se corresponde con
la claridad máxima; el
blanco nuclear,
un blanco luminoso, elaborado con blanco
y un punto de azul que lo deja límpido;
el
blanco natural o
blanco roto, un tono más apagado que el
nuclear, elaborado con algunas gotas de marrón o negro, por lo que es menos
brillante; el
blanco hueso elaborado con
puntos de gris (lo que lo transformaría en un familiar “frío” del
elaborado con marrón); el
blanco tiza, considerado
un blanco arcilloso, elaborado con blanco y unos puntos de negro; el
blanco hielo, un blanco con tonalidades
azules, o
los blancos perlados, cuyas
tonalidades se aproximan al gris.
Foto cortesía http://ingridsundberg.com - Photo courtesy http://ingridsundberg.com
De las dos listas
precedentes podemos concluir que el blanco - y
sus matices- puede ser utilizado por pieles de ambas temperaturas, por lo cual siempre
vamos a encontrarlo, en alguna de sus variantes, en cada una de las paletas
correspondientes a la teoría estacional del color. En éste caso, como podemos
apreciar, no hay exclusión. En todas las paletas, con ajuste a matices, podemos
disfrutar de la belleza del blanco.
María de la Cruz Rojo
Croix Imagen
Notas
(1) Como
también muestran disgusto al encontrar que algún color que les desagrada en
realidad les favorece.
(2) Considerando
la teoría estacional del color pero NO sus subestaciones.
Fuentes