miércoles, 10 de agosto de 2016

Ortiga - Uno de los Textiles del futuro

En la búsqueda de dar con soluciones a una industria en crisis –la del algodón-, la modernidad hecha mano, con buen tino, de recursos antiguamente utilizados. Repasemos un poco el estado de situación en el que nos encontramos; si bien el algodón es la fibra vegetal – natural más usada en la industria de la moda, trae, al día de hoy, aparejados algunos problemas en relación a su empleo: su cultivo depende de un uso intensivo de agua (1), además, utiliza una cantidad desproporcionada de pesticidas. La industria algodonera representa el 3% del área cultivada en el mundo y consume el 25% de todos los insecticidas, el 11% de todos los pesticidas y el 90% de su oferta mundial es genéticamente modificada. Se trata, pues, de un cultivo con consecuencias para el suelo, la calidad del agua, la biodiversidad y la salud humana. A su vez, el cultivo de algodón orgánico es rentable y sustentable, pero aún tiene rendimientos más bajos. Y, si bien el algodón genéticamente modificado (GM) debería reducir la necesidad de pesticidas (2) por ser más resistente a las plagas-, los cultivos en India y otros países muestran que no es así. A éste conjunto general, debemos sumar que la demanda, ya sea de algodón GM u orgánico, excede los índices de producción.



Ante éste panorama, distintos sectores y actores han salido a buscar soluciones alternativas a la producción y empleo de textiles que auxilien a la industria. Entre ellos, hemos visto los desarrollados con botellas PET recicladas hasta los realizados con fibras de banana, coco y ananá. En ambos casos se trata de desarrollos novedosos. Pero en el caso del artículo de hoy, hablamos de una planta con una larga historia como fuente de fibra textil vegetal: la ortiga o urtica dioica L. La elección no es arbitraria. Es una planta perenne, de fácil reproducción, que crece en todas partes, muy resistente, que se defiende con fuerza propia de plagas y pestes, propiciando su total aprovechamiento en la cosecha, con la consiguiente reducción de los costos de cultivo. Es ciertamente una planta polifuncional: medicinal, comestible, insecticida natural y abono ecológico. Pero además de los empleos que puede tener en el ámbito casero, también se utiliza en diferentes procesos industriales para fabricar hilo, tintes y hasta pasta de papel, puesto que su fibra contiene un 85% de celulosa. La fibra que se obtiene de la ortiga tiene propiedades similares a la fibra de lino o de cáñamo y puede utilizarse como alternativa al algodón. Aún más: el proceso para extraer su fibra no requiere productos químicos, enzimas u otras sustancias auxiliares. De la ortiga se produce fibras de alta calidad, fuertes, versátiles con un buen largo para el hilado, con el que se produce un tejido seguro para vestir (para la salud humana). La fibra de ortiga tiene una característica especial, puesto que son huecas, lo que significa que pueden acumular aire dentro de sí creando un aislamiento término natural. El tejido es hecho a partir de las fibras que se encuentran dentro de los tallos (no de filetes exteriores) mediante un proceso en el cual se cortan los tallos (3) y se dejan secar al aire libre; cuando las hojas empiezan a volverse amarillentas, caen. Entonces se dejan los tallos en remojo, produciendo un proceso de maceración, en el cual las bacterias destruyen las pectinas de los tallos liberando las fibras. Después se dejan secar las fibras obtenidas, seguidamente se golpean, se pasan por una clase de mesas con púas para peinarlas y finalmente se procede a la confección del hilo. De éste proceso se obtiene un 17% de fibra de la masa total de la ortiga y el hilo que se consigue es resistente a la tensión y tiene una media de entre cuatro metros de longitud y produce un tejido suave y ligero.


Hemos mencionamos su largo uso a través de la historia, aquí su repaso somero: restos arqueológicos en Dinamarca y Gran Bretaña muestran que se utilizó para la cuerda y el paño en el neolítico. Mucho más tarde, en los tiempos post-medievales, las redes de arrastre para la pesca fueron hechas con fibras de ortiga. Ropa con tela de ortiga fue fabricada en Escandinavia y Escocia desde los primeros tiempos hasta el S. XIX y fue conocida como tela escocesa en Gran Bretaña. También fue utilizada en la primer postguerra por los alemanes para hacer uniformes para las tropas. En Mosul, Irak, India e Irán se fabrica una tela similar a la muselina con ortiga, poco tupida y suave. También es muy utilizada como fibra textil en los Himalayas, China y Birmania, siendo muy apreciada por su suavidad, resistencia y su semejanza con la seda vegetal. En la actualidad, en el mundo occidental, G- Star y Etro son algunas de las marcas que trabajan la fibra textil de ortiga en sus colecciones, fibra que se estima irá a desempeñar un papel cada vez más importante en relación a otras fibras naturales dentro de los próximos cinco a siete años.

En definitiva, combinamos las buenas noticias con la frase popular: “nada nuevo bajo el sol”. La naturaleza nos sigue proveyendo. Y nos urge cuidarla.

María de la Cruz Rojo
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Notas

(1)    De acuerdo con nuestras fuentes, se emplean 2.900 (dos mil novecientos) litros para la fabricación de una camiseta de algodón y 11.800 (once mil ochocientos) litros para la fabricación de un pantalón de jeans.

(2)    Indicamos para éste punto, asistir al documental The True Cost, que ya ha sido objeto de un artículo.

(3)    De acuerdo a nuestra referencia, entre agosto y / o septiembre.


Fuentes:

http://www.redtextilargentina.com.ar/index.php/fibras/f-diseno

jueves, 4 de agosto de 2016

Correspondencia del Pantone SS 2016 con las estaciones Otoño e Invierno

Cuando el estudio de la colorimetría comienza a resultar intrincado, recurrir a la estructuración puede ser clave para ordenar el tema. Tenemos una primer gran división: la que diferencia entre  pieles cálidas de pieles frías. A ella le sigue una segunda gran división: la que se desprende de las diferencias principales de cada uno de los tipos de la primera y que –a su vez- divide a ambos en otros dos tipos, mayormente conocida como “teoría estacional”(1). Ahora bien, cómo conecta cada una de las “estaciones” de dicha teoría con las otras tres del espectro, se corresponde con la tercer división que podemos establecer, y que solemos denominar “subestaciones”. El análisis de éste artículo se corresponde con la comparación entre dos estaciones (segunda gran división) con la paleta de colores propuesta por el Pantone Color Chart SS2016, que hemos repasado recientemente. Y, para reforzar los paralelismos, hemos elegido las dos estaciones que se corresponden con la temporada en la que nos encontramos: Otoño e Invierno.



Como sabemos, la primera se corresponde con un tipo de piel cálida, con poco contraste. Se trata de una tipología homogénea con una combinación de elementos intensos y engamados, por lo que requiere de colores hiper fuertes y cálidos para despegar del conjunto de características físicas. Los colores aquí auxilian a salir de la homogeneidad. En tanto la estación invierno es un tipo de piel fría, de mucha intensidad en el contraste de sus características, por lo cual, la mujer de ésta estación requiere colores saturados e intensos (la paleta general de invierno está exenta de pálidos y cálidos, realmente son pocos) y necesitan tonos que aguanten su intensidad.

Ambos casos necesitan colores intensos, vibrantes, pero, en el caso de otoño, de base cálida, en el caso de invierno, de base fría. Partiendo de ello, debemos descartar los colores del 2016 para ambas estaciones. Ni Quartz Rose, ni Serenity Blue son adecuados para acompañar los requerimientos de éstas tipologías. Con respecto a sus acompañantes, Peach Echo es desaconsejable para el tipo invierno, sin embargo, puede encajar dentro del “durazno claro” perteneciente a la paleta de otoño. El enérgico Snorkel Blue, por su parte, aplica bien a los requerimientos de la paleta de invierno, por el contrario, no es indicado para acompañar a una estación “otoño”. Buttercup es, sin lugar a dudas, un amarillo vibrante y cálido, que pareciera pensado – y realizado- muy especialmente para las personas de estación “otoño”, ilumina su rostro aportando tono y vitalidad. Por su base cálida y amarilla, es justamente desaconsejado para la estación invierno, que requiere de los “hielos” como base de sus acompañantes. Analicemos el apastelado Limpet Shell, un turquesa verdoso claro, limpio, definido al que le falta intensidad para acompañar a las tipologías invierno. Nos atrevemos, sin embargo, a indicar el “ensayo y error” para la tipología otoño ya que la misma tiene una amplia gama de turquesas (y turquesas verdosos). Nos parece que a éste tono le falta algo de brillo e intensidad para la paleta de otoño, pero, dado que nos ocupamos únicamente del análisis de la paleta general, sin considerar las subestaciones, Limpet Shell tiene aquí el beneficio de la duda.

La paleta del Pantone SS 2016 tiene dos neutros (elegantes y sofisticados): Lilac Grey, un gris clásico al que han añadido un punto de lila que no aplica para sumar a la paleta de otoño y, aún considerando su aproximación al gris perla de la paleta invierno, lo visto en pasarela lo muestra más apto para apuntarse a la paleta de verano, por lo cual sugerimos lo mismo que en el caso de Limpet Shell para otoño: ensayo y error. El otro neutro del Pantone de temporada es Iced Cofee, un terroso natural suave, que crea una base estable y que combina – a pesar de su suavidad- con la estación otoño (se asemeja a un camel bajo); es, por lo mismo, desaconsejado para llevar por las tipologías invierno.

Cerramos nuestro análisis con dos colores vibrantes y enérgicos, ambos indicadísimos para las tipologías otoño por su base amarilla: Fiesta y Green Flash. Es justamente ésta base la que imposibilita su uso por la estación invierno.

Lo expuesto demuestra que las tipologías otoño tienen más beneficios que extraer de la paleta de temporada de Pantone, una paleta que, a pesar de apuntar a la calma y la relajación, al equilibrio y la estabilidad, no ha prescindido de la intensidad de las bases amarillas para dar contraste a la búsqueda de la panacea, propiciando con ello tonos adecuados para la paleta cálida e intensa de las estaciones otoño.

María de la Cruz Rojo
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Notas

(1)    Por utilizar – arbitrariamente- el nombre de las estaciones del año para denominar cada una de las tipologías que la componen.